La perspectiva de un gerente que impulsa comunidades
El enfoque de un gerente para alinear a la organización
Para un gerente, dirigir el enfoque de una organización hacia un objetivo común es una tarea crucial. En mi caso, el ejemplo más cercano es el equipo de trabajo. Al igual que un deporte que no se puede practicar solo o una familia, la unidad mínima de comunidad, estas estructuras existen porque muchas personas colaboran. Sin embargo, hay algo a lo que hay que prestar atención: no asignar subordinados a personas con trastorno narcisista de la personalidad (NPD) o psicópatas y dejarlos sin supervisión. Esta es una lección que aprendí de mi propia experiencia.
Puedo “percibir” a las personas con trastorno narcisista porque yo mismo fui así en el pasado. Como piensan de manera similar a mí, sus acciones y motivaciones son fáciles de descifrar. Por otro lado, identificar a un psicópata es más complicado porque no tengo esa sensibilidad. Sin embargo, he sentido su presencia en mi piel y, en ciertos momentos, logro captar algo de su naturaleza. En películas y series, los psicópatas suelen ser retratados como inteligentes, valientes, atractivos y carismáticos, pero la realidad es distinta. Los psicópatas comunes, los que están a nuestro alrededor, son mucho más ordinarios.
Se dice que entre el 1% y el 3% de la población en cualquier sociedad es psicópata, lo que significa que en un grupo de 100 personas, habría 2 o 3. Por su parte, el trastorno narcisista afecta aproximadamente al 6%, y en Japón parece ser más común que los psicópatas (aunque varía según la región). En comparación, la esquizofrenia afecta al 1% de la población, independientemente de raza o región. Conocer estas cifras, que son sorprendentemente altas, hace que sea fundamental para un gerente saber cómo manejar estas dinámicas.
Por qué no asignar subordinados y la importancia de la asignación adecuada
Cuando digo “no asignar subordinados a narcisistas o psicópatas”, no es porque quiera excluirlos. El problema es que, bajo su liderazgo, los subordinados corren el riesgo de colapsar. Los narcisistas tienden a usar a sus subordinados para satisfacer su necesidad de admiración, mientras que los psicópatas los tratan como piezas desechables, dominándolos sin remordimientos. Esto puede destruir la motivación del equipo, fracturar la cohesión y poner en peligro la comunidad misma.
Sin embargo, considerando su prevalencia en la población, creo que han sobrevivido en la competencia evolutiva porque tienen roles o habilidades específicas. No me gusta excluir a nadie por diferencias de valores. Por eso, descubrí que es más inteligente asignarles posiciones donde puedan brillar de manera individual. Los psicópatas destacan en tareas solitarias orientadas a objetivos (como ventas o proyectos a corto plazo), mientras que los narcisistas prosperan en roles visibles (como presentaciones o liderazgos destacados). Como gerente, creo que encontrar el lugar adecuado para sus características es la clave para mantener una organización saludable.
Los valores de los psicópatas y la felicidad
Las personas vivimos para ser felices, pero la “felicidad” varía según cada individuo. Para mí, la felicidad es “seguir tu corazón”. ¿De dónde viene ese sentimiento? Las hormonas cerebrales ofrecen una pista. Las tres principales hormonas de la felicidad son:
- Dopamina: Sensación de logro o placer. Se libera al alcanzar metas o vivir nuevas experiencias.
- Serotonina: Estabilidad y relajación. Aumenta con la socialización y un buen sueño.
- Oxitocina: Amor y conexión. Se siente en relaciones profundas, como las de padres e hijos o parejas.
En general, la felicidad implica satisfacer deseos, encontrar estabilidad y experimentar amor. Sin embargo, como yo, que quiero “hacer dinero fácilmente” pero también “superar problemas con trabajo duro”, los humanos somos contradictorios. Hace 5 millones de años, nuestros antepasados sobrevivían luchando contra bestias y enfermedades mientras formaban comunidades. Nuestro ADN está diseñado para “sobrevivir”, lo que a veces choca con los sueños modernos.
¿Y los psicópatas? Ellos sienten poca alegría con la oxitocina (amor). Su felicidad se basa principalmente en la dopamina (ganar) y la serotonina (seguridad material). Biológicamente, son “honestos” con su instinto de supervivencia. Pero esto los hace destacar en una sociedad moderna que valora la colaboración. A veces pienso que los psicópatas son una especie en peligro de extinción. Antes de la era Heian, cuando los individuos apenas tenían nombre, la dopamina solo se obtenía arriesgando la vida. Hoy, con deportes o ascensos laborales, se consigue de forma segura, lo que podría estar dejando atrás a quienes viven bajo la lógica individualista de los psicópatas.
Mi desamor con una psicópata
¿La mejor forma de detectar a un psicópata? Enamorarte de una psicópata y que te rompa el corazón. Quienes lo han vivido saben de qué hablo. Yo fui uno de ellos, y fue una experiencia inolvidable. Para un psicópata, el amor es un juego de ganar o perder. Sin rodeos: eligen parejas que puedan controlar y “derrotar” fácilmente. Los más sádicos convierten la ruptura en su “momento de gloria”. ¿Relaciones físicas? Las tienen si les beneficia; si no, pasan. Son honestos con sus deseos y no piensan demasiado.
Tras mi ruptura, descubrí hechos impactantes que me hicieron desconfiar de todos. Me sentía patético, pero hubo un consuelo: “el amor con un psicópata no se arrastra”. El shock inicial es enorme, pero como su falta de emoción queda al descubierto, superarlo es rápido. Después de eso, empecé a “intuir” quiénes eran psicópatas. Pensando en las estadísticas, seguro ya había conocido a varios sin darme cuenta, porque solo muestran su verdadera cara cuando les interesa. Para ellos, las relaciones son como “mascar chicle”: lo desechan cuando pierde sabor. ¿Tratarlas con cariño? ¡Imposible!
El realismo de los psicópatas en Gokonsai (Negocio de viudas)
Hay una obra maestra que retrata perfectamente a los psicópatas: Gokonsai (Negocio de viudas) de Hiroyuki Kurokawa. La protagonista, Sayoko Takeuchi, es una mujer que se aprovecha de la soledad de ancianos para quedarse con sus bienes. Su interacción con Toru Kashiwagi es ágil y, aunque el tema es sombrío, resulta refrescante. Su comportamiento egocéntrico y su lógica son la esencia de un psicópata. Incluso otros criminales la llaman “monstruo” por su falta de conciencia. Un narcisista quizás fingiría bondad para cometer un crimen perfecto, pero un psicópata actúa impulsivamente, sin miedo. Son seres salvajes, sin sentido de construir una vida. Si no la has leído, te la recomiendo.
La forma de la felicidad y mi conclusión
La felicidad tiene una forma única para cada persona. Con mis contradicciones y experiencias —el caos de un terremoto, un desamor con una psicópata—, he aprendido y quiero seguir mi camino hacia la felicidad. Es fácil etiquetar a psicópatas o narcisistas, pero eso también nubla nuestra visión. Como gerente, pensar cómo aprovechar sus habilidades me llevó a una respuesta: no excluirlos, sino asignarles el lugar adecuado. No son “malos”; simplemente no encajan en las grandes organizaciones modernas.
Mi felicidad es “seguir mi corazón”: cuidar a quienes amo, saborear alegrías y tristezas, y vivir una vida plena. Aunque sea diferente de la de psicópatas o narcisistas, aceptar las diferencias de valores es suficiente. ¿Cuál es tu felicidad?
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