Han pasado 20 años desde que me sumergí en la industria de la construcción. El panorama en los sitios de trabajo ha cambiado drásticamente.El trabajo en sí no ha cambiado, pero el cumplimiento normativo se ha endurecido significativamente. Antes, podías trabajar sin estar inscrito en la seguridad social, y las regulaciones de seguridad e higiene no eran tan estrictas. Ahora, sin seguro social, no te permiten entrar al sitio, y debes cumplir con las reglas detalladas de cada contratista general. La industria se ha vuelto más “formal”, lo que ha transformado radicalmente la gestión documental y la dinámica en los sitios.En el pasado, la construcción era vista como un refugio para quienes no encajaban en la sociedad. Sin importar tu educación, con fuerza y determinación podías convertirte en un profesional e incluso fundar tu propia empresa. Sin embargo, hoy en día, ganar dinero rápido o establecer una empresa es mucho más complicado. Cuando era joven, podía “trabajar duro y ganar bien”, pero los jóvenes de ahora parecen no pensar de esa manera.Incluso si quieres independizarte y crear una empresa, las barreras del cumplimiento normativo son enormes. Sin la documentación adecuada, no puedes entrar a un sitio, y poner en marcha una empresa es una tarea ardua. Las reglas cada vez más estrictas han hecho que muchos pierdan el interés en la industria, mientras que algunos contratistas ignoran completamente el cumplimiento.Las regulaciones son necesarias para proteger a los trabajadores, pero algunas parecen existir solo para asegurar puestos en la burocracia. Si las reglas no benefician a los trabajadores, la gente seguirá abandonando la industria.La estructura de subcontratación múltiple que no cambiaDesde siempre, la industria de la construcción ha operado con una estructura de subcontratación múltiple. Es común tener contratistas de tercer o cuarto nivel, y en estos niveles, algunas empresas aún tienen un tamaño considerable. En los niveles quinto o sexto, predominan pequeñas empresas o trabajadores autónomos. En la práctica, la documentación suele delegarse al contratista inmediato superior, y aunque en plataformas como Green Site los contratos puedan variar, en el sitio todo pasa desapercibido.En esta industria, abundan los “presidentes de una sola persona”. El término “trabajador autónomo” es común, y refleja esta realidad. La estructura de subcontratación múltiple facilita esta dinámica, ya que independizarse permite negociar mejores tarifas diarias y trabajar con mayor libertad.Sin embargo, esta estructura probablemente disminuirá en el futuro, lo que será un desafío para los trabajadores. Las políticas gubernamentales apuntan a reducir las pequeñas empresas. La introducción del sistema de facturación (similar al “invoice system”) está eliminando a los trabajadores autónomos. Históricamente, pocos de estos pagaban impuestos al consumo, y las tarifas se fijaban asumiendo que no se pagaban dichos impuestos.Negociar tarifas con empresas, aumentar precios y manejar trámites fiscales y documentales requiere un esfuerzo enorme. Hace diez años, podías decir “hoy me independizo” y, con algo de esfuerzo, lo lograbas. Ahora, no es tan sencillo. Muchos trabajadores, expertos en su oficio pero no en papeleo, se ven bloqueados por estas barreras, lo cual es una lástima.La industria de la construcción necesita la transformación digital (DX)Espero que la inteligencia artificial (IA) y los smartphones simplifiquen los trámites con un solo clic.Como supervisor de obra, siento que el cumplimiento normativo en los sitios se ha vuelto excesivamente riguroso. Los documentos previos al trabajo y los trámites para entrar al sitio son abrumadores. No es de extrañar que se diga que la productividad en Japón es baja. En algunos sitios bajo grandes contratistas, hay 7 u 8 personas en tareas administrativas por cada 5 o 6 trabajadores. Ver un sitio donde la gestión supera a la producción me hace pensar que algo está fundamentalmente mal.Por supuesto, los trabajadores son los peor pagados. Los supervisores presionan a los subcontratistas, y los más dominantes ascienden. Yo también soy supervisor, pero no grito a mis subordinados. Aunque me han dicho que sea más estricto, no veo sentido en imponer reglas tan restrictivas. La seguridad es crucial, pero un salario digno y una mejor calidad de vida también son parte de la seguridad.Antes, la construcción era una red de seguridad social, un lugar para quienes no encajaban en otros entornos o para los que solo necesitaban fuerza física. Los “trabajadores de la construcción” (doko, en japonés) eran fundamentales, conocidos como “la madre del sitio”. Yo mismo hice ese trabajo y entiendo su importancia.Sin embargo, ahora los subcontratistas sufren, y se les imponen tareas fuera del presupuesto. Este sistema no es una forma de devolverle a la industria. Para hacerlo, necesitamos buscar nuevos enfoques. Si la construcción no cambia, los jóvenes no se interesarán.Transformación con IA y DXEste es el futuro que imagino:
- Cámaras con IA para registros automáticos: Registrar automáticamente el número de trabajadores, informes y avances.
- IA que convierte conversaciones en texto: Grabar reuniones de seguridad o charlas diarias, resumirlas y convertirlas en documentos.
- Reconocimiento facial para gestión de asistencia: Automatizar la verificación de entrada y monitorear riesgos como golpes de calor.
- IA para crear documentos: Notificar automáticamente faltas en estándares para entregas a autoridades.
- Robots de limpieza: Usar robots tipo Roomba para limpiar sitios y hologramas para delimitar áreas de trabajo.
- Desarrollo de equipos: Diseñar sistemas que físicamente impidan conductas inseguras.
Pensar en “seguridad” no solo implica evitar trabajos peligrosos, sino crear entornos seguros. Aunque requiera inversión inicial, si mejora la productividad, valdrá la pena.No se trata de “esforzarte para lograrlo”, sino de crear un entorno donde “no tengas que esforzarte tanto”. Ese es el cambio que necesitamos.

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